nieva el día su silencio
y los árboles altos
por donde asciende el alma
se estremecen y callan
calla la pared adusta
y los ladrillos guardan
un rojo ensimismado pensamiento
tu cuerpo y el mío callan
aquietan sus fronteras
sus tersas superficies
como lagos sin brisa
tu corazón y el mío
se entienden a miradas
Dios habla