Los chiquillos andrajosos
Tocados de pronto por extraña sabiduría
Detuvieron su juego al pasar ella
Gritando desde el empedrado:
Guarda! Ah't, guarda! ch'e be'a! Mira! Mira! Qué bella!
Tres años más tarde
Oí al joven Dante, cuyo apellido ignoro-----------------------
Pues hay, en Sirmione, veintiocho jóvenes Dantes y treinta y cuatro Catulos;
Habían pescado una gran redada de sardinas
Y sus mayores
Las estaban empacando en cajas de madera
Para llevarlas al mercado, a Brescia, y él
Saltaba de un lado para otro, tratando de meter las manos
Y estorbando;
En vano le ordenaban que se estuviera quieto sta fermo!
Y cuando no le permitieron acomodar Los pescados en las cajas
Acarició los que ya estaban empacados,
Murmurando
La misma frase:
Ch'é be'a!
Y me sentí ligeramente avergonzado.